Me encanta seguir los Mundiales, Eurocopas, Copa de Confederaciones etc... que se juegan entre países. Es un sentimiento distinto al fútbol entre clubes, donde prima muchísimo el dinero que tiene cada club. En los torneos internacionales entre países, el sentimiento de defender a tu país muchas veces sobrepasa al propio jugador. Así, se nos quedan grabadas en la mente grandes nombres como Roger Milla, Toto Schillachi o el actual portero de Tahiti Mikael Roche, que pasaron a la fama tras un torneo entre selecciones. Para al aficionado, es todo un espectáculo. Quien no se ha dejado llevar por la tentación de ver un Nueva Zelanda vs Zambia de un mundial, un Eslovaquia vs Dinamarca de un Europeo o un Nigeria vs Tahiti de una copa de confederaciones. A mi me encanta ver este tipo de partidos, donde los jugadores son participes de que todo un país este detrás de ellos. Y el espectáculo de la grada es sencillamente impresionante. Los aficionados visten los colores de su nación con un orgullo patrio impresionante. Es mas, hasta en España podemos ver a un catalán con la camiseta de España, orgulloso de llevarla. Se me pone la piel de gallina cuando veo como los jugadores de Tahiti, que han sido goleados en los tres partidos de la Confederaciones, se despiden en el ultimo encuentro jaleados por la afición brasileña y pasa a ser héroe en su país el único jugador que pudo meter un gol durante el torneo.
Me encantan este tipo de torneos, me flipan y me demuestra que el fútbol, a veces, vuelve a ser un deporte y no el negocio puro y duro que es ahora a nivel de clubes. Llega el verano y te sientas delante de la tele a ver la Copa de Confederaciones, el Europeo Sub 21 o el Mundial Juvenil y es que lo disfruto como nunca. Encima, últimamente nuestro país es el rival a batir en todos estos torneos y no hacemos ahora mismo otra cosa sino coleccionar títulos.
